lunes, 17 de noviembre de 2008

La bancarrota de la enseñanza

(Fuente: La opinión de Málaga, 29/07/2008)

Hace muy pocos días concluían en Andalucía los procedimientos selectivos para el ingreso en ciertos cuerpos de profesores, entre ellos los de Enseñanza Secundaria y los de Música y Artes Escénicas. En total 9.089 plazas, una formidable oferta pública de empleo que afecta directamente al corazón íntimo de la prosperidad de un país: el de la educación. Como siempre ocurre en las oposiciones, al final hay sonrisas (las de los que consiguen plaza) y lágrimas (el resto), pero esta vez la mayoría de los que se han quedado fuera tenían motivos más que sobrados para el descontento, la frustración y la rabia.

El origen del problema está en un infausto acuerdo sobre mejoras sociolaborales del profesorado urdido entre el MEC y las organizaciones sindicales y firmado el 20 de octubre de 2005. Un acuerdo que en su punto 7 declara un fin para cuya consecución no se han escatimado medios (acaso legales, pero no legítimos): "Se propondrá la incorporación al Proyecto de Ley Orgánica de Educación (LOE) de una mención expresa al fomento de medidas que reduzcan el porcentaje de profesores interinos en los centros educativos, de manera que en el plazo de cuatro años no se sobrepasen los límites máximos establecidos de forma general para la Función Pública, que actualmente está fijado en el 8%."

Vaya por delante que no se trata aquí de cuestionar a los interinos, un colectivo en sí mismo respetable, sino de poner en evidencia lo torticero de un método orientado sólo a lavar la cara a la Administración. Si, según reza la propia orden de la convocatoria, el procedimiento debe llevarse a cabo "conforme a los principios de igualdad, mérito y capacidad", resulta muy difícil aceptar que en el caso andaluz la experiencia docente haya constituido el 40% de la nota global; que la fase de oposición constara de un única prueba dividida en dos partes que, además, no tenían carácter eliminatorio; que la exposición de una unidad didáctica (una de las pruebas a superar) pudiera ser sustituida, sólo para los interinos con nombramiento otorgado con anterioridad al 15 de octubre de 2007, por un informe emitido por una "comisión técnica" designada al efecto por la Dirección General de Gestión de Recursos Humanos (lo cual ha supuesto, de facto, dos puntos directos en el caso de los profesores de Música, tres en los de Secundaria); que los tribunales sólo tuvieran que hacer pública la nota global de la prueba (maquillando así lo chocante del aspirante interino que saca plaza, aun con la fase de oposición clamorosamente suspensa), etc.

Tal cúmulo de insensateces ha abocado a situaciones tan aberrantes como la de que, en el caso de los profesores de Música, lo que menos puntuara fuese la prueba de interpretación (un punto sobre diez), y que, así, el caso del profesor de piano que no toca el piano sea una contradicción perfectamente posible (incluso plausible) para la Consejería y los sindicatos.

Pero al margen de lo injusto del procedimiento, lo que termina de achicharrar los ánimos es que los que no son todavía interinos se quedarán a la cola de aquellos otros que, aun habiendo suspendido todas las pruebas, sólo por el hecho de su experiencia docente, figurarán por delante a la hora de cubrir sustituciones o vacantes. Piénsenlo desde la perspectiva de un joven de veintitantos años que, habiendo obtenido un nueve en la fase de oposición, tiene que ver cómo otro aspirante con un uno o un cero tendrá prioridad a la hora de conseguir trabajo.

Estamos ante un sistema que prima la inmovilidad, aboca a la mediocridad y supone uno de los cánceres más sangrantes de nuestro sistema educativo. En el caso de las enseñanzas artísticas, que son por definición individuales y donde el progreso del alumno se basa en la reproducción directa de aquello que ve hacer a su profesor, la devastación provocada por este modo de actuar es sencillamente incalculable.

Sin embargo, todo parece apuntar a que las próximas oposiciones seguirán la misma línea. Si al final un enésimo Informe PISA viene a sacarnos otra vez los colores, sepan que ése es el precio a pagar por promover estos hábitos peligrosamente clientelares, hábitos que por otra parte casan bien con la desalentadora tonalidad que lleva más de veinte años adquiriendo la vida pública en Andalucía.

Francisco Martínez González
Catedrático de Estética e Historia de la Música del Conservatorio Superior de Málaga


¿Qué opináis del sistema de acceso a la función docente? ¿Están garantizados los principios de igualdad, mérito y capacidad? ¿Cómo repercute este sistema en la calidad de la enseñanza en nuestros conservatorios?

35 comentarios:

Anónimo dijo...

En respuesta a la primera pregunta que formula, he de decir que el actual sistema de acceso a la función docente está realizado para los interinos. De esta forma, todo aquel que se presente y no sea interino, las probabilidades de conseguir plaza son bastante pocas. Lo que a la administración le interesa es quitarse puestos de interinidad. Pero es una meta a largo plazo y de la cual no han pensado en que la mayoria d personas que se presentan no son interinos, si no personas que han terminado la carrera recientemente.

Atendiendo a la siguiente pregunta, con esa medida que ha adquirido la Junta no están garantizado los principios de igualdad, merito y capacidad, ya que de por sí, están dando ventajas y favores a los interinos.

EN cuanto a los conservatorios, lo que repercute en la enseñanza es que muchos discentes tengan un profesor distinto cada año, y, esto repercute de dos formas: la positiva es que el alumno o alumna puede adquirir un aprendizaje mas variado y escoger el que mejor se adapte; la mala es que ese discente tenga que empezar de cero, por asi decirlo, cada año, ya que el docente tiene que conocerlo y ahi pierde tiempo de enseñanza real. Dado que el 70% de los alumnos y alumnas de los conservatorios son menores de edad y aun no tienen la capacidad para seleccionar aprendizajes y aprender con cada cosa simple, nos centramos en el aspecto negativo.

Nancy dijo...

La primera pregunta debería ser contestada desde dos puntos de vista: desde la de los “no-interinos” y desde la de los interinos.
Es bastante lógico que el grupo de los “no-interinos”, grupo formado por gente joven con sus estudios recién acabados, opine de manera negativa en cuanto al sistema. Se encuentran en una posición en desventaja respecto a los opositores con experiencia docente. Este factor se debe tener en cuenta, pero no debería constituir un 40% de la nota global, ya que con esta medida, claramente se le facilita la prueba a los interinos. A los opositores que se presentan por primera vez, se le exigen una serio de pautas que son obviadas en el caso de tratarse de un interino. Pero al margen de lo injusto del procedimiento, lo que es peor aún es que los que no son todavía interinos se queden en la cola de aquellos otros que, aun habiendo suspendido todas las pruebas, sólo por el hecho de su experiencia docente, figuren por delante de ellos a la hora de cubrir un puesto de trabajo.
Yo, por mi posición de estudiante (aún de bachillerato) me siento más identificada con este grupo, y rechazo las medidas que se adoptan a la hora de escoger a los candidatos más cualificados para cubrir una vacante.
Pero también es preciso ponerse en la piel del otro grupo: los interinos. Por ejemplo, verse en el lugar de un opositor con experiencia docente, con familia y que tiene que recorrer diariamente 100 km para llevar a cabo su trabajo. Es un ejemplo entre miles; pero es lógico pensar que las posibilidades de estudio para estas personas sea más complicado que para un joven de 23 años que acaba de terminar sus estudios.
Como dije antes, son ejemplos, pero que se deben tener en cuenta a la hora de hacer una crítica.

Los principios de igualdad, mérito y capacidad no están asegurados con este procedimiento. La igualdad es bastante dudosa debido a las grandes diferencias que hay entre ser un interino y un “no-interino”. El mérito tampoco puede asegurarse, ya que personas con notas más elevadas se quedan por detrás que otros con notas más bajas. En general, personas con notas más positivas que otras tienen también, más capacidades. Por tanto, la valoración de la capacidad es bastante incierta con este sistema.

Respecto a la última pregunta; la repercusión en nuestro conservatorios es importante. Si es verdad que en el caso de los profesores de Música, lo que menos puntúa es la prueba de interpretación (un punto sobre diez), la repercusión en nuestro conservatorio es importante. Si esto es así, un profesor de violín puede dar clases a alumnos cuya especialidad sea piano. Si en un futuro, a estos alumnos se les va a valorar sus “méritos y capacidades”, probablemente éstos sean muy deficientes. Pero lo peor de todo, es que estos alumnos deficientes, muchos de ellos, se convertirán en profesores en un futuro. Profesores mediocres hacen a los alumnos mediocres...
Es el pez que se muerde la cola.

Anónimo dijo...

Este sistema cada vez va a peor. La posiblidad de un joven para conseguir un puesto de trabajo son cada vez menores, y dando privilegios a personas que pueden tener menos idea que ellos. Es una pena que en nuestro país cuente tan poco lo que es la interpretación musical, siendo el claro objetivo de aprendizaje paa el alumno. España ya tiene un bajo nivel musical respecto a otro paises europeos, y en vez de aprender de ellos, su constancia, la importancia que le dan a la música,etc.. aquí es algo secundario que lo toman más como negocio que como carrera profesional para los jóvenes alumnos que se quieren dedicar a ello. Creo que para que esto mejore se necesitan demasiados cambios que de momento ni se han planteado.

Anónimo dijo...

En mi opinión, el acceso a la función docente y el sistema actual cada vez va peor.
Actualmente todo está hecho para beneficiar a los interinos. Todos aquellos que se presenten tendrán más posibilidades si son interinos y llevan bastantes años de experiencia que los que no lo son.
Lo que ocurre es que España es el país con más número de interinos que hay y lo que están haciendo de alguna manera es aparentar que el sistema y todo es correcto cuando lo que hacen es beneficiar a los interinos para que cada vez sean menos.
Respecto a la segunda pregunta, pienso que los principios de igualdad, mérito y capacidad no están garantizados, puesto que aun teniendo una nota alta, si no hay méritos por trabajo no se accede.
Atendiendo al tema de los conservatorios, todo esto afecta bastante, ya que por ejemplo se puede dar el caso de que alguien de violín se presente a las oposiciones para viola (pues hay menos violistas que violinistas) y apruebe. En este caso no pasaría tampoco nada, ya que estos dos intrumentos son muy parecidos, pero... ¿Qué pasaría si alguien de clarinete se presenta a cuaquier otro instrumento que no sea el suyo? si esa persona por el hecho de ser interino, tiene más puntuación... aprueba sin problemas y estaría dando clases de algo que no es su especialidad sin saber o sabiendo los conocimientos mínimos.
También a esto le podemos sumar la cantidad de profesores que por ejemplo desde que he estado en 1º de Elemental he tenido. Todo esto está relacionado. Así, los alumnos tendrán un aprendizaje basado en lo que cada año le va diciendo un profesor distinto y avanzará menos que a otro que tenga un seguimiento del mismo profesor.
Por todo esto pienso que los conservatorios cada vez van a peor.

Anónimo dijo...

Creo que la clave de este artículo refleja de manera bastante clara lo deficiente de la administración pública a la hora de trazar soluciones en el ámbito educativo. El planteamiento propuesto para solucionar el descenso del porcentaje de interinos me parece totalmente peregrino y falto de fidelidad al principio de "igualdad, mérito y capacidad".

El hecho de estimar en un 40% la experiencia docente, con respecto a la nota global, va en detrimento proporcional a la cualificación y preparación de todo el concurso de oposición. Desde mi punto de vista, el hecho de intentar solucionar el alto índice de interinos por esta vía va en perjuicio de la calidad de la educación. El hecho de que sea posible, y de hecho se da, que cualquier sujeto con un bagaje extenso en la docencia pueda optar, incluso, a conseguir una plaza de una especialidad totalmente ajena a la suya, creo que va en contra de la política de calidad de la enseñanza trazada por el mismo organismo oficial.

Una vez más, creo que asistimos desgraciadamente a un intento agónico de buscar soluciones apresuradas y poco contrastadas con la exigencia real en materias de educación. El hecho de considerar la experiencia docente debe ser un grado, pero no por ello, un garante del mínimo esfuerzo a la hora de opositar. Si la meta es buscar una educación de calidad, creo que se debería hacer hincapié en una exigencia ecuánime y que preponderara la capacitación real en torno a la especialidad a opositar. El hecho de que la prueba tenga un carácter eliminatorio, que sea inadmisible el hecho de optar a la bolsa amén de haber suspendido las pruebas de oposición e incidir en la formación contínua del profesorado interino en vista a las futuras oposiciones; creo que serían algunas posibles soluciones ante esta carencia de oportunidades que ofrece el sistema actual.

Como conclusión, creo que la mirada crítica del autor de este artículo es, una vez más, la de alguien a quien le aterra la situación y los resultados en el ámbito educativo. El hecho de no apostar por soluciones reales y tajantes ante el problema de la educación nos conducirá a que, nuevamente, quien pueda permitirse el coste de una educación paralela sea aquel que mejor se forme. Sólo llegaremos a ser una sociedad de bienestar cuando el Estado nos de garantías suficientes de educación de calidad y al alcance de todos.

Anónimo dijo...

No estoy de acuerdo en el sistema establecido, no me parece bien que haya un porcentaje tan alto en la experiencia docente.

No es por quitarlo méritos a los profesores que tienen experiencia docente, pero cualquier músico que sacase más notas en las pruebas debería entrar antes que los profesores con experiencia. Esto no quiere decir que la experiencia no cuente, sino que cuente menos.

También creo que se debería dar más valor a la interpretación instrumental, ya que un profesor que toque mejor creo que enseñará mejor las técnicas del instrumento.

Anónimo dijo...

El sistema de acceso a la función docente creo que ayuda a unos y perjudica a otros por los siguientes motivos: según las mejoras sociolaborales de la LOE, ayudan a los interinos a sacarse la plaza de profesor fijo y perjudican a los que se presentan por primera vez, ya que aquí en Andalucía la experiencia docente ha constituido un 40% de la nota global.

Creo que la experiencia cuenta mucho, pero claro, la persona que se presente a las oposiciones habiéndoselo trabajado muchísimo, día y noche, y saque una buena nota, nueve o diez, le superen interinos con las pruebas suspensas, uno o cero, con muchos años de experiencia, pues la verdad es que no gusta mucho. Pero bueno, también hay casos que no deben gustar nada a los interinos, ya que hay personas que se presentan que no tienen ni idea de enseñanza, instrumento, etc., pero como en el tribunal haya algún familiar, amigo, paisano, etc., tiene el 99% de aprobado garantizado, y claro, después eso origina la educación errónea en nuetros centros, el mal estudio del alumno, etc. Por eso creo que los principios de igualdad, mérito y capacidad no están garantizados ni para unos ni para otros, depende de muchísimas circunstancias, suerte, etc.

De esta manera, todo esto repercute en la calidad de la enseñanza de manera brutal, mientras unos que están mucho más capacitados que otros para ejercer la plaza de profesor, otros, que no tienen ni la más remota idea de cómo impartir una clase, ocupan ese puesto, y como es obvio, el alumno es el mayor perjudicado porque se limitará a hacer y a tocar lo que el "profesor" le aporte y le indique. Después nos quejamos de que somos los últimos en educación, pero por lo que se ve, creo que iremos a peor.

Anónimo dijo...

Debido a un "mal acuerdo" entre el MEC y organizaciones sindicales firmados el 20 de octubre de 2005 ("la Administración se lavó la cara") respecto al futuro de muchos trabajadores de la educación (no haciendo bien su trabajo del todo), hecho por el que todo el proceso de la orden de convocatoria deja a un lado y bastante importante a las personas mejor preparadas fuera, por así decirlo, y da paso, ajustándose a la normativa "acaso legal, pero no legítima" a la gente antigua que por supuesto va a estar menos preparada que la que se acaba de examinar recientemente, con la consecuencia de que se deja margen a irregularidades, contradicciones que dejan de lado a gente más preparada que la docente más antigua.

Pienso que esto pasa también con los cuerpos del estado de seguridad, todo aquel que se acaba de examinar, lo tiene todo más fresquito y está más y mejor preparado psicofísicamente para llevar a cabo cualquier trabajo, pero claro, aquí creo que se vuelve a hacer evidente lo mismo: EXPERIENCIA (esta palabra es la que a mi poco entender las administraciones apoyan más).

Anónimo dijo...

Califico de bastante acertada la crítica efectuada por este catedrático.

Creo, a mi pesar, que el principal problema de la enseñanza en España es la pérdida del objetivo principal, del fin, la meta. Tan obvia que redundo al destacarla de nuevo: la enseñanza. Enseñanza de calidad, justa y equitativa.

Confieso que no entiendo por qué se empeñan en complicar algo tan sencillo de conseguir. Lo que ha de primar, ante todo, y por parte de alumnos y profesores, es el conocimiento. Es sencillo. El saber basado en el esfuerzo. Un valor que está totalmente perdido y tristemente desprestigiado.

Se valora y se fomenta en nuestra sociedad actual el éxito, desde el mínimo esfuerzo y en el mínimo tiempo. Algo que debería ofender y escandalizar a la sociedad, es sin embargo bien recibido por la misma, que clama al rico que ostenta. Que ostenta y que desconoce. Y reímos a gusto la ignorancia. Y así va.

Por tanto, no sé por qué ha de primar tanto la experiencia (o mejor dicho, un certificado que la acredita falsamente) cuando hay ausencia de conocimiento.

La figura del profesor debe valorarse como tal. Un maestro. Un sabio en el que lega una misión tan importante como lo es la educación.

Una vez recuperados tan altos valores como los que son el saber, la educación y la figura del maestro como institución, cabe cuestionarse si la educación debe ser competencia autónoma. General y universal es el saber, no entiendo por qué ha de ser potestad su regulación de un gobierno regional.

Apoyo y abogo por una educación centralizada e idéntica para todos. Un ministerio con la importancia que se merece tener.

La educación no debe depender de una ideología política u otra, sometida a cambios periódicos de gobierno. Es una responsabilidad general, en la que todas las fuerzas políticas deben participar y consensuar, y no hacer uso de ella como otro objeto más de campaña electoral.

Teniendo presente siempre el objetivo, su valor y su competencia general, deben entonces aprobarse medidas reales y objetivos, no etando ya la educación subyugada a vanas promesas electorales.

Destinar gran parte de los recursos económicos a mejorar su calidad. Calidad no significa disponer de veinte ordenadores por clase, con todo el gasto de mantenimiento que ello supone. Significa conformar clases de reducido número de alumnos, contratando para ello a más profesores, eficientemente cualificados.

así una clase, por ejemplo de inglés, sería de unos diez alumnos como máximo y no treinta alumnos bajo la consigna falsa y damagoga del famoso "programa bilingüe". Eso sería otro punto a desarrollar largo y tendido.

Este sistema vigente sólo sirve para potenciar la vagancia, desvirtuar la enseñanza y vencer las aspiraciones de los verdaderamente cualificados, que ven sus esfuerzos en absoluto reconocidos y propicios a participar de la corrupción del sistema.

La Música es una de las artes más desvirtuadas del mismo. Clara muestra de ello es la ignorancia absoluta que por lo general hay en la sociedad y de la que penosamente nadie se escandaliza.

Bienvenido es aquél que cree que la 9ª de Beethoven es de Miguel Ríos, pero seguro sabrá la plantilla completa del Real Madrid. Y así nos va.

Anónimo dijo...

Parece mentira que se haga un examen de oposición a estudiantes recién salidos del conservatorio o facultad, perfectamente capaces y preparados, partiendo desde una posición de derrota, ya que aún demostrando sus conocimientos y consiguiendo notas muy altas, tales como un 9, tienes todas las de perder frente a otros que, aún habiendo suspendido, al tener mayor experiencia laboral se ponen por delante de los "nuevos".

Hace años, cuando algo así ocurría, los exámenes de oposición se hacían por una doble vía. Por un lado aquellos que ya tenían experiencia laboral, a los que se les concedía la mayor parte de las plazas, y por otro lado, los que acababan de terminar la carrera, sin experiencia laboral. A éstos les quedaban reservadas un menor número de plazas, pero, aún así, en ambos casos, en las dos vías se luchaba en igualdad de condiciones y no apostando a perder.

Tiene que ser muy triste y deprimente ver que, además de quedarte sin plaza, a la hora de entrar como interino, incluso con un 9, te quedas por detrás de muchísima gente suspensa, con ventaja sobre ti por haber trabajado antes. Esto deja a estudiantes ejemplares y con ilusiones sin opción alguna, lo que repercute sobre la educación de los que vendrán detrás, llenándose plazas de gente competente, sin duda, pero también de gente con pocas o ningunas ganas de dar clase y con poca preparación, ya que nadie les ha exigido nada, y no tuvieron que rendir cuentas a nadie.

Así, podremos encontrarnos en el futuro recibiendo clases de piano de un licenciado en física que no sabe tocar. No es ésta la educación que queremos, pero por lo visto no es éso lo importante, sino quedar bien ante Europa y guardar las apariencias: es importante que no haya demasiados interinos, pero ¿a qué precio?

Cristina Sánchez García dijo...

Hay tantas cuestiones que criticar en este artículo que es difícil saber por donde empezar.
En primer lugar, el sistema actual de acceso a la función docente es vergonzoso(por no calificarlo aún peor) ya que da prioridad a los interinos por aquello de su "experiencia docente", y lo pongo entre comillas porque, en ocasiones, dicha experiencia es un tanto cuestionable.
Es una realidad que España sobrepasa, y con creces, el límite máximo de interinos establecidos, pero la solución a esto no consiste en "colocarlos" para así reducir su número, porque esto supone que jóvenes que acaben de terminar el Grado Superior y se presenten a unas oposiciones, no tengan prácticamente ninguna posibilidad de acceder a un puesto de profesor puesto que los interinos "van por delante" aún habiendo sacado un 0 en la pruebas.
Según esto, ¿dónde quedan los principios de igualdad, mérito y capacidad?
Estos principios no se tienen en cuenta, a la vista está. Y lo cierto es que es muy triste que una persona que esté poco cualificada (o menos de lo que lo está uno que lo demuestra en las oposiciones con sus excelentes notas) para dar clases, sólo por el hecho de tener experiencia docente, arruine las posibilidades de jóvenes que acaban de terminar sus estudios.
Es verdad que cierta experiencia es importante, pero no hasta este punto.
¿Cómo es posible que una persona que no sepa tocar el oboe se presente por esta especialidad y aún suspendiendo tenga una plaza(por ser interino) antes que un excelente oboista?
Simplemente es incomprensible, pero es nuestra realidad.
Y todo por ocultar las estadísticas de este país, donde parece que la enseñanza cada vez importa menos, y reducir así el número de interinos.
En fin, esto es un problema bastante grave y complicado de solucionar pero espero que se logre llegar a un punto intermedio y que el sistema consiga mejorar (en la medida de lo posible).

Anónimo dijo...

El actual sistema tiene un defecto que considero muy grave y es l falta de rigor a la hora de la selección de los candidatos. En estas oposiciones lo que se busca es renovar al profesorado y sobretodo al sistema educativo. Si lo importante de la enseñanaza es que los alumnos aprendan los profesores no se pueden quedar estancados en una forma de enseñar arcaica y ante todo los profesores deben estar cualificados para poder enseñar algo, porque si no saben tocar el piano ¿cómo van a dar clases de solfeo?.
Además perjudicar a los opositores que recién acaban de terminar la carrera y no tiene experiencia laboral es perjudicar el avance del sistema educativo, ya que estos jóvenes aspirantes a docentes vienen con ideas nuevas y el conocimiento de la función de un docente muy fresco.
En conclusión lo que está generando es un estancamiento de la enseñanaza perjudicando al principal protagonista del sistema educativo, el alumno.

Anónimo dijo...

Pienso que los porcentajes de las pruebas de las oposiciones deberian estar más equilibrado para que aquellos que tienen poca experiencia tuvieran las mismas posibilidades.
Aquellos que sólo firmen en la prueba, es decir, dejen la prueba en blanco, deberian de restarles puntos.

M.Asunción Peralías Quesada dijo...

En lo referente a este texto yo opino que estoy totalmente desacuerdo con esa Ley en la que los interinos sólo por tener experiencia impartiendo clase sacan plaza antes que un aspirante joven a opositar.

Por otra parte también creo que es importante que un interino con una experiencia de 10 o 20 años dando clases de Secundaria es algo bueno con respecto a uno nuevo que oposita.

Pero en lo que se refiere a las enseñanzas artísticas y musicales no es justo que se le de poca importancia a la prueba de interpretación creando así un nivel más bajo entre los alumnos ya que sus profesores no tienen el nivel que deberían a la hora de dar clase de interpretación.

Anónimo dijo...

Yo pienso igual que el catedrático. Me parece bien que los interinos que aprueben la oposición tengan prioridad para encontrar plaza que los que no tienen experiencia, pero lo que es inaceptable es que los interinos que saquen plaza no sepan tocar o no sepan exponer una unidad didáctica.

Si, según la ley, se debería examinar conforme a los principios de igualdad, mérito y capacidad, no se está cumpliendo, ya que el interino no se considera igual que el no interino (con respecto a la oposición), y los interinos que suspenden y sacan plaza no tienen la capacidad para dar clases.

Este hecho va a hacer disminuir el nivel de la enseñanza, ya que sin buenos profesores, es difícil que haya buenos alumnos.

Espero que esto cambie para las próximas oposiciones, pero no es posible, por desgracia.

Anónimo dijo...

Hoy dia,para obtener una plaza fija de profesor,da la impresion de que el dia despues de obtenerla te jubilas.Hablando con amigos que son profesores interinos y con amigos que van por primera vez a las oposiciones,te llevas una impresion inversa de los resultados.

Los profesores que antes de llegar a la oposicion ya eran interinos,estan dias antes de la oposiciones dando un repaso para no hacer el ridiculo en la oposición,sin ir preparados a conciencia para una prueba bajo mi entender de tal embergadura,y que el dia de mañana repercutira en la formacion de miles de jovenes.

Los que van a la oposicion por primera vez,no solo dias antes,sino meses y hasta mas de un año se lo pegan sin apenas dedicarse a otra cosa que no sea estudiar para diha prueba,y casualmente son los que el dia de maána estaran como mucho,de un lado a otro de nuestra Andalucia,sustituyendo con suerte una baja que les dure medio curso y que no les coja lejos de casa.

Pienso que la manera de cojer plaza es de verdadera vegüenza,porque hay casos de profesores mejor formados y con mas ganas de dar clases en el paro que muchos de los profesores que hoy dia estan impartiendo clases en nuestros conserevatorios.

Anónimo dijo...

Según este método de dar plazas a aquellos que tienen experiencia docente, ¿qué esperanza queda para los jovénes que se presentan por primera vez a las oposiciones, si saben que por mucha nota que saquen no van a tener trabajo en aquello en lo que han centrado su especialidad?
Pues ninguna.
Esto supone un agravio para la enseñanza: muchos alumnos terminarán sus estudios estando menos preparados, pues tendrán profesores que, aunque hayan trabajado de interinos, tengan poca idea de los obejetivos que tienen que alcanzar, (por ejemplo, en un instituto puede dar clase de música cualquier licenciado, y a veces, no tienen ni idea de lo que es un pentagrama, así, ¿cómo pueden enseñarlo?).
Y esto es solo un punto, porque no podemos dejar atrás a aquellos que acaban de titularse, que estárán más motivados y mejor preparados para ejercer su oficio y sin embargo, se quedan a las puertas, sin saber cuánto tiempo van a tener que esperar. ¿Cómo no desmotivasrse?
Creo que entre interinos y no interinos no debería de haber tanta diferencia a la hora de presentarse y aprobar unas oposiciones, porque, al fin y al cabo, con lo que se está jugando es con el futuro.

Anónimo dijo...

No entiendo por qué ha de complicarse tanto algo que debería ser tan sencillo. Parece que ahora opositar ya no es medir el conocimiento adquirido de lo que has aprendido, sino una serie de proporciones de la nota global, que además son absurdas e injustas. ES obvio que la experiencia es necesaria a la hora de optar a un trabajo pero creo que es más obvio que debe tener más posibilidades el que más sabe. No hay ni mucho menos igualdad, capacidad y no se considera mérito dominar un instrumento. Así va la educación en los conservatorios, con una reducida plantilla de profesores de los cuales una gran parte no domina el instrumento, y así van los alumnos, teniendo por meta a alguien que no es el más apto. ¿Qué podemos por tanto esperar los que ahora estamos estudiando y leemos esto que nos afectará en un futuro?

Anónimo dijo...

Se viene hablando mucho de la calidad de la enseñanza, de la situación de la educación española en un contexto europeo a partir de los datos de informes como el informe PISA, que reflejan claramente el atraso de España en tema de educación frente a otros países europeos con situaciones económicas similares.
Por supuesto estos problemas no se van a solucionar con la situación actual, en la que se mantienen muchos hábitos prejudiciales como el conocido enchufe.
Este sistema de acceso no es nada conveniente y no es nada justo y por supuesto no están contemplados realmente los principios de igualdad, mérito y capacidad, teniendo en cuenta que en el caso de los profesores de música, la prueba de interpretación contase un 10% de la nota global, es algo insensato.
Esto repercute notablemente a los centros a los que se destina el profesor, pues le pueden pedir que cubra cualquier plaza en una especialidad que no es la suya, con el consiguiente perjuicio para los alumnos que reciben una enseñanza mediocre.
En definitiva, el sistema de selección no se corresponde con las necesidades que plantea la situación de la enseñanza, y hasta que no se arregle esto, otros muchos problemas quedarán estancados por lo que pienso que es urgente replantear estos sistemas de selección.

Anónimo dijo...

En cuanto a la forma de acceso para poder dar clases en cuanto a la manera de evaluar, es decir, los dos examenes uno teorico y el otro mediante la exposicion de una unidad didactica, lo veo oportuno, aunque no me parece bien que la primera no sea eliminatoria de la segunda, puesto que debido a la forma posterior de organizar las listas supone dar esperanzas donde no las hay por culpa de esa forma, que es donde pienso que radica el problema, puesto que como aparece en texto no me parece oportuno que se valore mas la experiencia que el examen, puesto que si se trata de un examen el beneficio lo deberian obtener los que mejores calificaciones obtuviesen y no los que mas meritos puesto que no por tener meritos que en algunos casos esos informes bien elaborados por compañeros de trabajo, que tambien se ven obligados a hacerselos a amigos por tanto nunca creo que seran muy imparciales, por ese concimiento entre ellos.
Ademas otro de los puntos que me parece indignante es la valoracion de las pruebas de instrumento en la especialidad que nos atañe, puesto que si las oposiciones son para profesor de conservatorio y el profersor no tiene ningun conocimiento o su conociemiento no es el adecuado para ser un profersor y ENSEÑAR, no se deberia tolerar, propongamos que este tema se extrapole a un medico, a quien de los que elaboran estas normas le gustaria que el medico que va a ser profesor no supiese operar de la manera correcta y por tanto no supiese transmitir esos conocimientos a sus alumnos, es decir, los docteres del futuro que a ellos mismos o a sus hijos podrian tratar. Pues en este caso es igual ya que se trata de los profesores del futuro, los docentes de sus hijos,pero en este caso al no equiparar moralmente una profesion con otra es imposible que las cosas se hicieses de una manera respnsable y consecuente con los examenes u oposiciones.
Por todo esto dejo claro que no se den esos principios propuestos por el comite de evaluacion.
Y respecto a la repercusion e nuestros conservatorios pues es mas grave puesto que las clases de instrumento son aun mas graves por la individualizacion de la clase y que como dicen en el texto las clases consisten en repeticion por parte del alumno de los jercicios propuestos por el profesor.

Anónimo dijo...

La situación en la que se encuentran los interinos me parece absolutamente denigrante. Mi madre, ha sido interina durante más de 20 años y por fin, las pasadas oposiciones consiguió aprobarlas, pero no gracias a su puntuación sino por los méritos adquiridos por la experiencia.

Este sistema me parece absurdo ya que no mide de ningún modo tu destreza en la materia, ya que por mucha buena nota que saques nunca vas a llegar a superar la media de alguien que tiene 30 años de enseñanza.

En Francia, por el contrario, se hacen dos tipos de oposiciones, para los profesores que llevan poco tiempo trabajando, y para los que llevan mucho. Algo muy simple, pero que sin duda evita muchos problemas e injusticias.

En cuanto a cómo repercute esto en las enseñanzas del conservatorio. He de decir que prácticamente cada año he estado con un profesor diferente. Esto se puede ver de varias maneras. Pero lo cierto es que, excepto en un caso, nunca he tenido problemas con los profesores. Teniendo en cuenta ese dicho de "Cada profesor tiene su librillo" te adaptas a su forma de enseñar, y más tarde puedes escoger entre las maneras que diversos profesores te han enseñado, en vez de la única manera que saben los que llevan toda la vida con el mismo profesor.

Anónimo dijo...

El sistema educativo actual me parece una propuesta muy acertada y adecuada con la actualidad. Si bien es cierto que han pasado pocas, o casi ninguna generación de los sistemas anteriores debido a que un sistema se ha ido apoderando de otro. También es cierto que los tiempos que corren van igual de rápido, y considero un retraso el quedarnos por detrás del avance en el que nos encontramos.

La música siempre se ha considerado un estudio privilegiado para los que la estudian y un arte bohemio para los que, quizás, la escuchen. Y por este mismo hecho considero que los conservatorios cada vez han ido cerrándose, de alguna manera, a las tendencias musicales contemporáneas. Entendiéndolas como un nivel inferior o de menor importancia.

Personalmente opino que para ser buenos músicos no hace falta ser el más virtuoso con tu instrumento. Ya que muchas veces da la sensación de que somos más máquinas que intérpretes. Si no más bien tener estudios del pasado, del no tan pasado, del presente, y a partir de ahí construir las bases del futuro. Y no quedarnos siempre estancados en el análisis, la armonía, la composición, la técnica... No con esto pretendo desprestigiarlo. Pero realmente de qué sirve tanto análisis si luego la mayoría de los alumnos no saben ni la tonalidad de la obra que llevan estudiando 3 meses o de qué sirve la técnica si es raro el alumno que pueda tocar cualquier cosa sin nuestras amadas partituras, provocando la anulación completa de la creatividad musical. Cuando la técnica, más bien, debería ser una herramienta a utilizar.

El problema de la armonía, la composición, el análisis... es que en la mayoría de los cosas lo estudiamos en forma de bloque, y una vez aprobada realmente no volvemos llevar a la práctica de una personal lo que hemos estudiado. Por lo que me parece genial que el sistema nuevo haya incorporado asignaturas como "improvisación" donde realmente vas a demostrar los que sabes, lo que has interiorizado, aplicando todos los conceptos que has aprendido. O el flamenco o jazz como corriente de música actual.

Es cierto que las enseñanzas impartidas por el conservatorio son enseñanzas muy especializadas y no se deben tomar a la ligera. Pero también no debemos olvidar que lo que realmente estamos estudiando es un arte, y hay que disfrutar de él, porque si no ¿para qué estamos en el conservatorio?

María Victoria Lunar García dijo...

Es evidente, a mi entender, que se rata de un sistema no igualitario. Pienso, al igual que el catedrático, que se trata de un sistema que aboca a la mediocridad, ya que los jóvenes que se trabajan las oposiciones y que sacan notas elevadas en estas ven como se quedan sin puestos de trabajo, y lo que s más grave, que estos se los quedan interinos que han suspendido las oposiciones, por el hecho de tener experiencia docente. Creo que está bien que se les proporcionen algunos puntos de ventaja a esas personas que llevan muchos años en la enseñan, pero también pienso que si de verdad han adquirido experiencia deberían aprobar las oposiciones, por lo que no me parece coherente que si se suspende el examen se siga considerando que esa persona posee más experiencia y esté más cualificado para el puesto que aquella persona que haya aprobado sus oposiciones por primera vez.

Me parece inconcebible que la interpretación musical sólo cuente un punto sobre diez a la hora de las oposiciones, es importante saber enseñar, pero también saber lo que se enseña.

Una problemática añadida que tienen los interinos es que suelen perjudicar a los alumnos a los que dan clase. Por ejemplo en mi caso desde que entré en grado medio he estado con profesores interinos y cada vez que cambiaba de profesor tenía que cambiar el sistema, y en estas me encuentro en este momento.

En conclusión pienso que se deberían tomar las medidas pertinentes para conseguir de verdad la igualdad de condiciones en estas pruebas.

Anónimo dijo...

En mi opinión este último concurso-oposición para profesores de secundaria, música y artes escénicas se ha elaborado con el mismo fin que el del pasado año para maestros y maestras de primaria. Como bien dice este artículo: los límites máximos establecidos para la función pública no pueden sobrepasar un 8%, por otra parte, bien es sabido que este porcentaje es superado con creces; en resumen: al caso se le ha dado fácil solución, repito fácil, no justa, dar ventajas y facilidades ha los que ya son interinos para maquillar y establecer un porcentaje aproximado al que establece la ley.
Las medidas impuestas pues, son de lo mas injustas o ventajosas según de quienes estemos hablando:
Para interinos que llevan años sin plaza fija y rotando de instituto en instituto y cubriendo bajas de otros profesores, pensarán que esta manera de evaluación y puntuación en el concurso-oposición es justa como recompensa a la labor desempeñada.
En cambio para personas que han trabajado duramente en la preparación del temario, pero no tienen puntos por experiencia laboral, sinceramente y en mi opinión es bastante injusto y desalentador. Solo pueden pensar, en que estos interinos hace un tiempo también se encontraron en esta situación, y plantearse su objetivo como una carrera de fondo y no como un objetivo a corto plazo.

Anónimo dijo...

En mi opinión este último concurso-oposición para profesores de secundaria, música y artes escénicas se ha elaborado con el mismo fin que el del pasado año para maestros y maestras de primaria. Como bien dice este artículo: los límites máximos establecidos para la función pública no pueden sobrepasar un 8%, por otra parte, bien es sabido que este porcentaje es superado con creces; en resumen: al caso se le ha dado fácil solución, repito fácil, no justa, dar ventajas y facilidades ha los que ya son interinos para maquillar y establecer un porcentaje aproximado al que establece la ley.
Las medidas impuestas pues, son de lo mas injustas o ventajosas según de quienes estemos hablando:
Para interinos que llevan años sin plaza fija y rotando de instituto en instituto y cubriendo bajas de otros profesores, pensarán que esta manera de evaluación y puntuación en el concurso-oposición es justa como recompensa a la labor desempeñada.
En cambio para personas que han trabajado duramente en la preparación del temario, pero no tienen puntos por experiencia laboral, sinceramente y en mi opinión es bastante injusto y desalentador. Solo pueden pensar, en que estos interinos hace un tiempo también se encontraron en esta situación, y plantearse su objetivo como una carrera de fondo y no como un objetivo a corto plazo.

Antonio dijo...

Pienso que este sistema va empeorando cada vez mas.Cada ves es mas difícil que una persona pueda conseguir un trabajo y de echo hoy en día ya se está reflejando. Parecen que disfrutan poniendo las cosas cada vez mas complicadas.
Es verdad que España no tiene un gran nivel musical comparado con otros países pero cada vez el grado es superior, ya que podemos contar con grandes maestros en su trabajo

Madrigalfagot dijo...

Desde la perspectiva que más cercana nos queda, que sería la del joven veinteañero nombrado en el texto, es evidente que el actual fomento de la promoción de interinos parece realmente injusta. Está claro que el tiempo trabajado debe contar como mérito, ya que la experiencia es un grado y es probable que sea mejor educador el que ya ha puesto en marcha sus dotes didácticas, pero esto no significa que haya que dejar de lado la sólida preparación y las grandes dotes de ilusión con las que cuentan las nuevas generacíones.
Que, por razones puramente políticas, un interino pueda permitirse el lujo de presentarse a unas oposiciones sin estudiar y con la tranquilidad de que va a poder seguir trabajando, haciendo que un joven que saca un 9 o, en nuestro caso, que sea un autentico virtuoso, quede sin plaza, es un claro atentado a los principios de igualdad, mérito y capacidad que tanto los sindicatos como el MEC deberían plantearse. Una posibilidad que daría muchas más oportunidades a esas nuevas generaciones de opositores frente a los interinos más veteranos sería que la bolsa de interinos fuera rotativa. De esta forma, también se fomentaría el hecho de que estos interinos más experimentados sintieran la necesidad o el estímulo de comparecer a las oposiciones más preparados, y los nuevos opositores tendrían más acceso a cubrir bajas, vacantes, etc., lo que les daría puntos que les harían más competitivos en las oposiciones.

Anónimo dijo...

En mi opinión, este procedimiento no es equitativo para todos, porque los nuevos docentes tienen que competir con antiguedad y no con calidad. Ya que no es lo mismo un profesor con una alta nota y conocimiento de una asignatura o instrumento, a otro con mayor experiencia docente, pero en algunas ocasiones menor conocimiento.
Con todo esto lo unico que se puede sacar en relevancia es un empeoramiento de la calidad educativa, en favor de la experiencia y la pedagogia, en contra del conocimiento.

Anónimo dijo...

Creo que el sistema de acceso a la función docente es un claro ejemplo de la poca atención que el Gobierno dedica a las enseñanzas artísticas.

El sistema sólo favorece a los interinos, ya que aún habiendo suspendido todas las pruebas, estos figuras en los primeros puestos de las listas para cubrir sustituciones o vacantes. Así, todos los que no son interinos tienen muy pocas posibilidades de sacar una plaza aún habiendo sacado las mejores puntuaciones en todas las pruebas. Y todo esto por el simple hecho de no haber impartido clases.

Lo que el sistema intenta es acabar con tantos interinos, pero esto no se debe hacer así, ya que así no se garantizan los principios de igualdad, mérito y capacidad, como dice la propia orden. Con esto sólo se consigue favorecer a los interinos.

En mi opinión, el tener experiencia como profesor es algo bueno para tu formación y a la hora de impartir clase, pero a esto no se le debe dar tanto valor en las oposiciones.

Con esto, al final, los principales perjudicados son los propios alumnos, ya que estos pueden estar recibiendo claess de profesores que no saben nada de esa asignatura.

El hecho de que se reduzcan las interinidades, por otro lado puede favorecer a los alumnos, ya que así, solo tienen un profesor para todos los cursos, y no tienen que cambiar su técnica todos los años, con lo que se consiguen unos conocimientos más claros y sólidos, aunque se obtiene una menor diversidad de conocimientos.

Anónimo dijo...

En Andalucía con este tipo de oposiciones lo único que se consigue es que una persona que ya haya trabajado como profesor tenga ya su plaza casi fija, aunque no sea la persona más capacitada para hacerlo.

Tristemente con este tipo de actuaciones se llegará a tal punto en que la gente se presentará a las oposiciones de lo que sea, o de lo que tenga derecho, sólo por haber trabajado antes y tener más puntos.

El Ministerio de Educación y Ciencia se debería dar cuenta de que lo que está en juego es el futuro del país. Después se dice que la educación va mal, que si los alumnos no estudian, etc. Pero, ¿cómo puede ser posible que una persona que sea profesor de piano no sea un buen pianista? Pues eso es lo que pasa con las oposiciones.

El típico y antiguo método que utilizan algunos profesores de piano para impartir sus clases es el de la imitación: mira lo que hago y hazlo igual. Pues este método es el más fácil para el profesor pero es lo peor que le puede pasar a un alumno, ya que una vez que salga con su título de grado superior no tendrá ni idea ni tendrá recursos para hacer música, ya que sólo se ha dedicado a imitar.

Este método lo utilizan aquellos profesores que no son buenos músicos y que han conseguido plaza por tener más puntos de trabajos anteriores. Esto sólo es un ejemplo de una asignatura, pero tristemente pasa con más de una y más de dos.

Como bien dice el artículo, cuando se haga otro informe PISA volverá a pasar lo mismo, hasta que no se cambie el sistema de puntuación de las oposiciones. Y eso de que el procedimiento debe llevarse a cabo "conforme a los principios de igualdad, mérito y capacidad" no hay quien se lo crea.

La repercusión de este sistema de calidad de la enseñanza es devastadora ya que resulta difícil pensar que una persona que no esté capacitada totalmente para impartir una asignatura lo esté haciendo con el problema de que sus alumnos no estarán suficientemente bien preparados, y después vendrá el problema del fracaso escolar. Normal, si el primero que tiene que tener motivación es el profesor y éste no la tiene porque la asignatura que está impartiendo no es su especialidad, difícilmente sus alumnos se sentirán motivados para estudiar su asignatura.

Con esto quiero dejar claro que o se cambia este sistema de "calidad de la enseñanza" o dentro de no muchos años estaremos peor que ahora, ya que los alumnos que están estudiando ahora mismo con este tipo de profesores tendrán que presentarse a unas oposiciones y después impartir clases. Y a ver qué pasará entonces...

Anónimo dijo...

Creo que la opinión de este profesor es totalmente cierta. Incluso llega a decir verdades "insultantes" que no debería tenerlas si no fuera por la incompetencia, imposible de suponer por otro lado, que tiene la Administración sobre la educación, y la música en especial.

Todos sabemos cuál es la causa de todas las medidas que estamos viendo enlos últimos meses sobre la eduación por parte del Gobierno; saben muy bien que tenemos en España un sistema educativo con muchas carencias, y que, como dice muy bien el autor de este artículo, cada vez que se publica un informe PISA "nos sacan los colores". Ya desde la Unión Europea se le ha instado a España a reducir el fracaso escolar, el porcentaje de interinos... La solución a este último (y que más nos interesa por el texto): "regalar aprobados en las oposiciones a los que actualmente son interinos".

Creo que la medida no podía ser más chapucera, pero lo más triste es que no están jugando con las estadísticas ni porcentajes de interinos, sino con el futuro y carrera artística de muchas personas jóvenes con ilusión de trabajar.

Por último, expresar el deseo de que estas medidas no salgan, o mejor dicho, no sigan adelante, que rectifiquen Gobierno y Administración, y sobre todo, que se pongan normas justas para que los que entren sean mejores y estén mejor formados que los profesores actuales, y así poder cambiar este panorama que a veces parece muy desalentador, también para los alumnos. Asimismo, coincidir en la opinión de Francisco Martínez sobre "la inmovilidad aboca a la mediocridad" del actual sistema educativo.

Anónimo dijo...

No ha de ser cosa de sabios generalizar, mas nadie me dijo que yo lo fuera ni de lejos me lo llamo a mí mismo. Así pues, generalizando, y desconociendo el motivo de por qué esto es así, aunque tengo algunas ideas al respecto, los funcionarios son más vulnerables a la desmotivación y despreocupación mientras que los interinos resultan más implicados en su trabajo (huelga decir que no siempre es así y que hay funcionarios excelentes en sus quehaceres). Siendo así y no siéndolo la experiencia a menospreciar sino al contrario, me parece correcto que los interinos vayan por delante que el resto en unas oposiciones para conseguir una plaza. Además no creo que el asunto sea tan alarmante como lo expone el artículo, es decir, un opositor con uun 9, tal como dice Francisco, no quedará sin plaza frente a un interino con un 1 o un 0, ¿que no estás contento?, eso no es así... Es lógico que el interino prevalezca y se premie su experiencia pero en casos como este no creo que haya mucho que hacer, evidentemente recibirá plaza el joven.

Otro tema es las pruebas a realizar y desde luego estoy en desacuerdo con el punto sobre diez que le dan a la interpretación. Para un profesor de armonía o fundamento (por nombrar alguna) de acuerdo pero si se refiere a la especialidad del instrumento sin haber superado la prueba de interpretación... Quisiera saber cómo dará las clases esa persona y no quiero saber cómo va a aprender el alumno.

En definitiva: la experiencia docente es algo a valorar y mucho; ahora bien, si el caso es tan extremista como se dice en el artículo que un interino aún habiendo suspendido las pruebas accede antes a una plaza frente a otro que no lo es y por tanto, no tiene experiencia pero demostró su valía en las oposiciones, entonces resulta aberrante y desconcertante de cara al futuro pensando en los alumnos, lo que pasa es que no creo que esto sea tan crudo como lo pinta Francisco y de ser cierto enteramente y este hombre estuviera en posesión absoluta de la verdad, estamos aviados...

Anónimo dijo...

Tenemos que tomar conciencia de que tal vez la única o más común salida una vez acabado magisterio o grado superior es la oposición.

Las oposiciones son pruebas muy serias de las cuales dependen el destino de muchas personas y que tal vez no se valora como se merece.

Cierto es que tras las oposiciones habrá lágrimas y sonrisas, pero en cualquier caso hay un duro trabajo acumulado durante un largo año y que, por tanto, no se debería desvalorar.

Pero lo más relevante a mi juicio aparece cuando, aún habiendo aprobado la dura prueba de las oposiciones, te quedas sin plaza. Aparece entonces la figura del interino. Según los acuerdos establecidos, se está intentando reducir el númeor de interinos pero es una tarea un tanto complicada.

Es denigrante, las escenas que muchas veces se ven en los tribunales, pero sorprendente resulta también la manera de evaluación. En nuestro caso, la prueba de instrumento supondría tan sólo un 10% de la nota total y la experiencia adquirida supondría un 40% de la misma.
¿Y los interinos de nuevo ingreso que no tengan ninguna experiencia? ¿Es que son distintos?

Debemos dar a todos las mismas oportunidades, ya que alguna vez habrá que estrenarse en la impartición de clases docentes.

Lo que está claro es que seas interino o no, se deben equilibrar y medir de la misma forma a ambos, pues los dos han realizado un sobreesfuerzo.

Para finalizar, me gustaría mencionar que es primordial que se compongan tribunales verdaderamente imparciales y justos para garantizar una igualdad de condiciones entre todos los opositores, igualando y equilibrando las oportunidades, acabando con los vulgarmente conocidos como "enchufados", aquellos hijo de, novios de, amigos de, que por su "ventaja" de conocido ante el tribunal lo tiene más fácil a la hora de aprobar.

Se busca la claridad y equidad en las oposiciones, igualdad y justicia para que los opositores no se desanimen de un año para otro, viendo el aprobado con plaza muy lejos, un objetivo inalcanzable, y opten por no presentarse a las mismas año a año.

José Ramón Pérez Saborido dijo...

En el presente documento podemos observar un claro ejemplo de la difícil realidad para aquellos que terminan una carrera y quieren entrar en el mercado laboral.

Observamos como existe una auténtica despreocupación por la educación y que lo que verdaderamente se valora no es la aptitud para ejercer el trabajo que se quiere realizar, sino la experiencia, que claro que debe de ser valorada, pero hasta un punto; y el famoso "enchufismo".

Claro que en antiguas generaciones personas sin formación y con la única experiencia de la vida y el amor por su trabajo han triunfado, ya qué pocos privilegiados tenían acceso a la educación, pero en pleno siglo XXI, esto es muy peligroso, ya que estamos en la era de la información y cualquier persona no puede desempeñar cualquier trabajo, aunque en realidades como la expresada en este artículo parece que volvemos a décadas pasadas.

Es indignante, que una persona que estudia una carrera como la de música, aunque desgraciadamente en la sociedad española no valorada como otras, tenga que estudiar unas oposiciones al terminar para entrar a formar parte del mercado laboral y cuando lo hace resulta que personas que no han aprobado entran y éstas últimas no, por el mero hecho de la experiencia laboral.

Es cierto que esto es importante, pero debe ser demostrable que ésta persona que lleva años dando clases verdaderamente las puede llevar a cabo, ya que puede ser que haya entrado por el simple hecho de sustituir una plaza y no haya tenido que tener aprobada oposcición ninguna y esto que quiere decir, que ¿por el simple hecho de que ya ha dado clases están más preparados que otro que acabara de presentarse a las oposiciones y haya sacado sobresaliente? Esto en profesiones artísticas como la música es muy peligroso, ya que el profesor debe ser el máxime y debe ser ejemplo al alumno en todo momento.

En conclusión, debe exigirse una renovación de este procedimiento ya que los principios de igualdad, mérito y capacidad no se cumple en ningún momento.

Anónimo dijo...

El error más atroz que existe en nuestro proceso selectivo del grupo de profesores nuevos que cada año salen de las oposiciones o de la bolsa, es sin lugar a dudas el hecho de la desigualdad de oportunidades a la hora de presentarse a un examen en el que ya de antemano parten desde un nivel distinto sobre el que se añade la nota que estos saquen en él.

Por lo tanto, mientras sigan dando clases personas que saquen un cero en las pruebas para acceder a la docencia, frente a personas que las aprueban e incluso las pasan con nota, no se estarían cumpliendo los criterios que tanto resaltan ellos mismos, hablo de los criterios de igualdad, mérito y capacidad, algo totalmente injusto para las personas que no han tenido antes la oportunidad de dar clases, frente a la “fortuna”, por llamarlo de alguna forma al azar, de los que sí.

Todo esto se debe a que dichas personas ya tienen la nota establecida previamente, independientemente de lo que hagan en el examen, únicamente por el mero hecho de haber dado clases antes, o sea lo que ellos llaman “tener experiencia”, y tienen mayor probabilidad de aprobar las oposiciones frente a otras que, como bien muestras su nota en el examen, tienen mayores conocimientos y una mejor formación, y sin embargo se quedan fuera.

Y todo esto, por desgracia, se debe a una simple fortuna o suerte en la que salió un determinado puesto de trabajo, por “enchufe”, una bolsa etc. , así como las numerosas puertas que con ello le estamos cerrando a los jóvenes, a quienes no les ha sido posible una experiencia laboral , y que de seguir así nunca tendrán una primera oportunidad para impartir una clase por primera vez.